Friday 3 July 2015

Buena pipa.

En estos días de calor, de mucho más de treinta grados, se me hace extraño pensar que no tengo vacaciones, aunque yo me sienta constantemente así. El calor, la luz y el gentío en la calle me recuerdan a las tardes y noches que se alargan durante las vacaciones de verano, a todos los años pasados en el carrer de Neptú y las visitas al puerto para los fuegos, para las fiestas del Carmen o para cualquier otra excusa, las noches de feria, de verbena, de copas con amigos, de cartas en familia, etc.

Y, sin embargo, aquí en Bruselas, sin vacaciones, pero disfrutando del verano, el otro día, leyendo El corazón tan blanco de Javier Marías me acordé de esas noches en Cala Rajada durmiendo con Manuel en un sofá-cama plegable azul, con nuestra abuela contándonos historias -o no contándonosla- y que solían ser una cosa como describe el libro:

"...el cuento de la buena pipa que a todos los niños les ha sido contado para su desesperación y que a mí me contaba mi abuela habanera las tardes en que mi madre me dejaba con ella, tardes transcurridas entre canciones y juegos y cuentos y miradas involuntarias a los retratos de los que habían muerto, o en las que ella miraba transcurrir el transcurrido tiempo. '¿Quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?', decía con bondadosa malicia mi abuela. 'Sí', respondía yo como todos los niños. 'No te digo ni que sí ni que no, sino que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa', seguía mi abuela riendo. 'No', cambiaba yo de respuesta como todos los niños. 'No te digo ni que no ni que sí, sino que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa', reía cada vez más mi abuela, y así hasta la desesperación  y el cansancio, aprovechando que al niño desesperado no se le ocurre nunca dar la contestación que desharía el ensalmo...".

Por aquel entonces, he de admitir que no entendía el cuento y hasta el domingo, mientras leía esperando a que terminara la lavadora, no había vuelto a pensar en este cuento y no era consciente que más que un cuento es un juego y que, aunque sin maldad, solo busca reírse un poco de los niños.