Saturday, 11 February 2017

Sábado de nieve

He de reconocer que me gusta levantarme temprano los fines de semana y aprovechar la mañana. Desayunar con tranquilidad, leer algún que otro articulillo, tomarme una cafetera entera y seguir en pijama, ponerme un disco entero y seguir tomando café viendo como poco a poco se va haciendo menos temprano y pasa a ser una hora decente y yo sigo en pijama, y ya es tarde, y yo ahí en la mesa con la prensa, la música y el café.

A riesgo de quedarme sin hacer todo lo que quería hacer, hoy parece un buen día para repetir y quedarme aquí sentado mirando cómo cae la nieve. Yo que pensaba que el invierno estaba acabando y aquí volvemos a estar toda la mañana mirando por la ventana cómo caen erráticamente los copos de nieve, con ganas y también pereza de que cuaje.

Inevitablemente me acuerdo de aquel primer invierno en Bruselas que a Nadia y a mí se nos hizo eterno. Ahí en nuestros kots horribles, con noches y días de estudio y una sensación de frío inacabable. Y es curioso porque no ha vuelto a hacer ningún invierno tan malo desde entonces, pero tengo la impresión de que no lo viviría tan mal, que efectivamente uno se acostumbra a todo, incluso a una nevada de 6 meses.

A pesar de todo, uno se acostumbra a todo lo demás también, no solo al frío. Cierto que no todo es tan fácil como ponerse unos calcetines más gruesos o otro jersey, pero, con el tiempo, ni la nieve ni el pasado molestan igual. Por mi parte, me sorprendo mirando por la ventana contento de que vuelva a nevar, igual que me ha encantado poder decir, tras tantos años "qué más da" y ni siquiera hacer valer una victoria pírrica.

Y, a todo esto, ya no es, para nada, temprano y quizás habría que movilizarse e ir a hacer todo lo que hay que hacer.