Tuesday, 23 September 2008

No vull prendre pus aspirines

Ayer Barcelona me llenaba de agua y de día. Una mañana de incesante caminar por calles desconocidas que ya empiezan a serlo menos. De Arc de Triomf a Urquinaona, por Trafalgar, por Ronda de Sant Pere, por todos y cada uno de los aleros que querían o pretendían darme cobijo. Pero dudo que, en algún caso, me hubiera resignado a quedarme ahí debajo viendo pasar los coches, las bicis, las horas. Porque el día es muy largo y uno descubre que el menor detalle puede cambiarlo todo, como ir a pedir sal a la habitación de al lado y que te ofrezcan comer allí, e ir al Ikea, e ir a ver Vicky Cristina Barcelona, y jugar a cartas hasta las tres, o las dos y media.

Pero todo ello entra dentro de lo previsible, no como la lluvia. Porque la lluvia sí que no me la esperaba y me jode todos los planes de la semana, desde escaparme a la playa, a cualquiera, hasta coger un tren a Girona, pasando por entregarme a conocer la ciudad.

No me apena la lluvia porque ahora ya tengo un paraguas y conozco a gente, lo que no me obliga a estar encerrado en la habitación sin hacer otra cosa que escribir y leer y perder el tiempo.

Supongo que será mejor pensar en otra cosa y anar per feina.

2 comments:

JM Rosa said...

Parece que tengo un hijo literato, que gusto da leerte!
A pesar de escribir desde la infraestructura de tu padre, soy yo, tu mamá.
Prometo seguir espiando estos rincones tan inspirados de mis encantos...(alias mis hijos, que no por tener un posesivo, significa que los poseo).

Antònia said...

antònia font. i pensar que abans l'odiava i ara m'és indispensable també a Barcelona. Ja veig que ha sconegut gent nova. Me n'alegr. Jo, aquí com sempre, ses noves companyes de pis pareixen simpàtiques (amb es temps ja se veurà) i no sé, el dia que fa que sóc aquí l'estat d'ànim quan estic sola no m'acompanya.

petons