Wednesday, 7 November 2012

The Tetris effect

I forgot to say I am a Master player of Tetris. According to Wikipedia, some studies reveal that playing Tetris boosts cognitive functions such as "critical thinking, reasoning, language and processing" and increases cerebral cortex thickness. In the article it is also stated that playing Tetris after attending/suffering traumatic events would reduce the risks of flashbacks and posttraumatic stress disorders. In any case, the only consequence I am seeing of this sudden addiction to Tetris is the Tetris effect, it is, picturing tetris combinations even when I'm not playing. 

Positive effect: I could profit this just acquired skill to get my room tidied, yet I already know I won't, as I know I won't go to bed before midnight -that's how it works-.

Negative effect: I waste my time, as usual. Now, seriously, I should start getting concentrated instead of putting it off and, especially, stop being so absent-minded. It's already November and everything is around the corner.


Saturday, 3 November 2012

Cosas-varias (tris)

Quizás no es la mejor hora para tomarme el paracetamol, pero, francamente, después de un día entero de dolor de cabeza, ya tocaba frenar este in crescendo. Mientras tomo un sorbo del vaso de agua, voy pensando en qué escribir, en cómo decir esas cuatro frases que llevo tantos días pensando y que hoy, justamente hoy, me decido a escribir, a "publicar". Una noche que no da más de sí porque no puede, porque estoy incubando algo -o eso me huelo- y he decidido ponerle remedio, atajar la situación: quedarme en casa, hacer una sopa, un caldo de pollo y verduras, hervir algunos fideos, ver algún capítulo de Damages o retomar La Peste de Camus. Cuatro frases, y qué vergüenza ajena pronunciarlas, asumirlas como ciertas, como verdaderos sentimientos viscerales. 

En el fondo, se trata de eso, de la víscera, de esos cuatro sentimientos tan humanos que nos reprimimos, el odio que me niego a expresar en voz alta y que secretamente profeso durante tres segundos, hasta que me desdigo. Sinceramente, ser una buena persona en todas las acepciones y todos los momentos no es especialmente sencillo. Me digo que según qué sentimientos de repulsión son naturales, pero que tampoco debería incentivarlos, que para qué. Y renuncio a ellos, y me olvido. Tres semanas, seis meses o dos años después tan solo queda indiferencia y una cierta apatía. Quizás mejor así que que te duela. Pasado un tiempo, todo es más sencillo, todo acaba perdiendo parte de su importancia, incluso las cosas buenas.

Por suerte, cambiar de vida te permite distanciarte de cualquier problema existente. Una nueva vida como estudiante, por lo general, supone tener muy pocas preocupaciones en tu día a día, hasta que dejas de vivir tu día a día con una cierta sensación de temporalidad y te haces a la idea que tu vida no te está esperando en otras ciudades o pasado el invierno, sino que es, en efecto, ese día a día un poco atemporal y extraño que estás viviendo sin preocupaciones. 

Sinceramente, una de las cosas que más me gustan de mi nueva vida en Bruselas, aparte del olvidarme de la inmensa mayoría de las preocupaciones que pudiera tener en Barcelona -que acostumbraban a ser menudeces-, es que, como etapa de mi vida, la entiendo desde una perspectiva exclusivamente individual. Soy yo en Bruselas, aunque evidentemente también hay gente a mi alrededor. Es una yoidad autosuficiente que disfruta de la compañía y, a la vez, asume la propia responsabilidad en términos de estabilidad emocional, aprovechamiento de la experiencia y, en definitiva, felicidad. El Ferran de Bruselas no renuncia a la felicidad o al paseo por Gante o Amberes, incluso bajo el supuesto de la soledad.

Friday, 2 November 2012

Cosas-varias (bis)

Esas noches en las que, al parecer, no tienes hambre y que te obligas, pasadas ya las once a cocinarte algo, a cenar,  no vaya a ser que o no sea caso que, y lo haces, a desgana, cansado, perezoso y pensando que 1) tardarás más de lo previsto en cocinar, te acostarás tardísimo; 2) si total, podrías acostarte directamente, sin cenar y 3) que estarás demasiado lleno para acostarte directamente. Y bien, cenas -o al menos yo lo hago- y te esperas un tiempo prudencial para acostarte. Evidentemente, te entra el hambre después de haber cenado cuando, justo antes, estabas la mar de bien. Pues olé.

Thursday, 1 November 2012

Cosas-varias.

Hay algunas cosas que, necesariamente, parece que tienen que pasar, si no el destino no se queda tranquilo. Entre otras cosas, que el segundo huevo frito SIEMPRE se rompe antes de hora. Francamente, yo ya estoy acostumbrado, de modo que no me preocupa demasiado comerme un arroz a la cubana -comida prototípica de domingos resacosos u otros días festivos sin comida en la nevera- con uno de los dos huevos rotos, faltaría más.

Vint-i-pocs

Assumint amb certa mandra no només l'endemà del gran dia, sinó els dies que segueixen l'endemà, me n'adono que, en general, són els dies que més detesto de tot l'any. I si bé, és ben cert que és una perspectiva totalment egocèntrica i narcisista del calendari, també cal entendre aquests dies com dies de més absoluta normalitat després d'un aconteixement, de buit i d'assumpció dels anys que passen, de canvi d'hora i, per tant, d'arribada sobtada de l'hivern. Tot i així, quin luxe això de poder tenir uns dies de vacances per avançar la feinada que tinc, per anar llegint amb calma o per anar al nou cafè de la cantonada on, per sorpresa per a tots, tenen El País i un cafè més que decent per ser Bèlgica. 

Malgrat tot, aquesta setmana és també una setmana de transició entre una visita i una altra, entre la constatació de la fi de la tardor i l'inici dels sota zero, la primera aiguaneu, que aviat serà neu, el sol, la pluja, l'etern gris d'aquest cel brussel·lenc. I així anar fent, més que content amb la ciutat, el ritme, les classes i les vacances sobrevingudes.