Hay noches en los que uno decide aislarse un poco, tampoco demasiado, y quedarse hasta las cuatro, hablando, charlando, comentando, entre lavadora y secadora, mientras buscas huevos para terminar el dichoso pastel, negando que el sueño le vence a uno.
Aunque todo esto no es aislarse si el sábado consigo levantarme temprano, estudiar, ayunar, charlar, reír, ver Friends, tomar un café, o dos, lavarme los dientes, volver a poner la secadora de anoche y hablar por teléfono. Por no mencionar que hoy salgo porque he "terminado" los seminarios.
Pero de eso ya hablaremos mañana.
Porque así me va este sábado en que el Mercadona ha cerrado. Veremos quién va a Sorli, quién al Caproski y quién al Fort Pienc.
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