Sunday, 12 December 2010

Sí.

Cuatro, cinco horas de sol. Sol, sí. Y vuelta a ser de noche. Aunque la noche se llene de luces, de colores, todos los carteles de neón que anuncian una brasserie o un café-tabac, que anuncian una Navidad que, me huelo, será más efímera de lo deseada. El mar se atisba allá a lo lejos del calendario, el Sol de Palma en la muralla. Aunque debería admitir que el Sol en París resulta mucho más especial, por eso de su ausencia y lo inesperado que resulta un día claro.

¡Y qué día tan bueno hace! Da para salir a pasear con la melena al viento de París, en una rive gauche que cada vez me gusta más. Montparnasse deviene centro neurálgico de mi vida, de un París-mágico con conciertos en Sciences Po, charlas entorno a glühwein y escenario de todo mi Portfolio de teatro. La verdad, no hay nada que me guste más que sentirme productivo y trabajar exhaustivamente, y salir a pasear bajo el sol, tomar un café y volver a trabajar, y que me guste lo que estoy haciendo, creérmelo y empaparme de ello, porque me gusta lo que hago. Y no hay nada que me guste menos que tener que hacer aquello que no me gusta.

Monday, 1 November 2010

París-desconeguda.

Resulta curiós pensar que el París d'abril de 2010 i el París d'avui, d'ahir i de demà són dues ciutats totalment diferents. I ho són amb qüestions tan poc banals com és l'orientació en els carrers, la manera d'ubicar-se. Així, avui dia, és totalment diferent. Els carrers que abans pujaven, ara baixen i els que van perpendiculars són paral·lels. I així anem fent, integrant un plànol al cap, integrant 14 línies de metro i 15 de les cent i pico línies de bus que hi ha.

Clarament de l'abril de 2010 recordo Jean-Luc, una cervesa a Belleville, una sessió de jazz al Centre Cultural Txec, l'Anna, papallones a la panxa i una molt bona becaina al Louvre. Avui dia, París esdevé una ciutat pròpia que no deixa gairebé marge per al turisme. Em proposa una rutina parisina que m'agrada i em permet perllongar el no fer res, però, al mateix temps, em nega una presència investigadora i descobridora de la ciutat.

Ara bé, cal dir que no em queixo en pensar que, igual que a Barcelona vaig tenir nits al MACBA, aquí n'he tingut al Pont des Arts. En tornar d'Istambul, París torna a ser París-desconeguda.

Monday, 11 October 2010

Goguel bis.


La Iglesia del Saint-Sulpice se divisa allí al fondo desde la sala Goguel Bis del 56, rue des Saints-Pères. Si te fijas bien, la cúpula que se ve es la del Panteón. Creo que ciertamente no podría ser mejor el aula donde hacemos teatro. Bien es cierto que tiene una columna en medio, como en Binicanella, pero nos manejamos con ella, incluyéndola en el espectáculo. Lo cierto es que me alegro de la elección –y lo digo como si de dicha elección dependiera la calidad del curso–.
El Workshop de teatro me permite sentarme en el suelo de la Goguel Bis –nota del escritor: querría ver cómo es la Goguel normal y averiguar quién fue–, algo que no es extremadamente frecuente en París, salvo si es el césped del patio entre el 27 y el 56 durante los primeros días de curso –y esta semana climáticamente extraña– o los tablones de madera del Pont des Arts, frente al que acabaré cediendo y asumiendo que es un buen puente y, quizás, el mejor de París.

Por otro lado, me obliga a vertir toda mi sangre artística –que no es mucha– en proyectos que todavía no sé si llegarán a buen puerto. Y no me sienta mal el asunto, pues me obliga a enfocar mis trabajos académicos desde otros puntos de vista. Incluso me planteo elaborar algo para el co-cumpleaños de Manuel, aunque eso está por ver, porque ahí sí que importa llegar a buen puerto (si es posible Mediterráneo).

Estoy convencido que, dentro de tres llamadas, estaré todavía más contento. Gracias a Bell, evidentemente, al lado de allá y a mis propias obligaciones anímicas.

PD. Me congratulo de haber evitado hablar del tiempo en este post. Algo ya demasiado recurrente, igual que el precio abusivo de la cerveza y el café –salvo en Juanchito, restaurante Colombiano donde el mejor café de Juan Valdés cuesta un euro, sea con leche, cortado o solo-.



Sunday, 26 September 2010

Cançó de Matinada

En París las cosas llegan como llegan. Esa es la primera cosa que he aprendido desde que estoy aquí, además de otras recomendaciones sobre cafés y cervezas. Y parece que es una afirmación sencilla y más bien banal, pues en Barcelona y en Palma las cosas llegan como llegan, aunque aquí tiene todo un trasfondo distinto. Así, el frío y la lluvia se han ido como legaron, aunque aquí todos sabemos que volverán. Pero también vienen así las noches en casas ajenas o en boîtes o en el Pont des Arts y las tardes en cafés y cines.

De todo cuanto tengo aquí en París, la imprevisibilidad es quizás lo que más me gusta.

Friday, 24 September 2010

Today I had the most incredible adventure.

Evidentemente yo no había leído el 100% cuisines bajo el nombre Ikea Vélizy. De haberlo leído hubiera ido a cualquier otro de los siete que hay en la región parisina. Porque, en realidad, poco importa que estén un poco más lejos. Cuando coges dos metros (con sus siete y once paradas respectivas), un autobús (con el tráfico que conlleva un viernes por la tarde) y andas divagando por un polígono industrial de Banlieue (perdido básicamente) porque te has bajado donde no toca porque la señal acústica del bus iba adelantada, consideras que, un poco más de esfuerzo vale la pena.

Así me planteo que, sin pena ni gloria, debería conseguir llegar mañana a otro Ikea y comprar lo que no he podido comprar hoy (es decir, todo menos una cafetera/tetera de émbolo como la de Xaviera y un termo, que tampoco me vendrá mal en absoluto).

En cualquier caso, tengo la suerte de poder decir que todo el tiempo que he estado en autobús o metro (por lo menos en la L6 que va por arriba) ha estado lloviendo y que, en cambio, cuando divagaba por Banlieues hacía sol.

Monday, 6 September 2010

Bilabial

Pa-Ba-Pa.
Una consonante bilabial es aquella que se articula juntando ambos labios en el llamado punto de articulación. Y resulta curioso, que las tres ciudades sean tan bilabiales. En Paris llueve por primera vez desde que llegué, aunque no me sorprende en absoluto, porque una semana soleada es quizás demasiado para el lugar.

París deviene una ciudad extraña y casi lejana, como si no fuera propia –que no lo es todavía–, como si no fuera real. Pero ciertamente el Erasmus ya hace casi una semana que ha empezado, cuando parece que no, que todo esto no es más que temporal –que lo es– y limitado –que también–. Aunque, efectivamente, esto no es un viaje o no en el sentido que estaba acostumbrado. París es, a su vez, Barcelona, pues una y otra no dejan de ser viajes en el otro sentido.

Mañana no puedo, il y a la grève, primera huelga francesa que vivo y, además, general.

Friday, 30 July 2010

Danubio.

Resulta curiosa la elección del destino tras las expectativas vertidas durante año y medio. Después del ahorro, descartábamos el plan inicial y adoptábamos por unanimidad, pero sin especial entusiasmo Viena como destino de nuestro viaje. Sin saber cómo ni por qué, Viena era la indicada para ser Chile. No sería, sin embargo, ninguno de esos famosos interrailes tan valorados entre el público juvenil y universitario de las clases acomodadas europeas. No, aquello estaba fuera de lugar, tanto por las cuestiones económicas, como por los propios intereses. Viena devenía el centro neurálgico del Imperio Austro-Húngaro, aunque por aquel entonces creíamos que lo era de Europa. Habría, pues, tiempo en los doce días para visitar más de una ciudad, más de un país. Budapest, Bratislava y, quizás Praga, serían acompañantes de Viena.

Bien es cierto que no ha habido ocasión de escapar a Buda o Pest y que Praga quedaba demasiado lejana, aunque tampoco ha sido demasiado dramático quedarse en Viena algún que otro día más. He de decir que para ser una ciudad sin expectativas, ha devenido una segunda o tercera ciudad propia. No sé demasiado bien hasta qué punto lo es o lo será cuando hayan pasado meses. Quizás, como Berlín, el recuerdo va mejorando con el paso del tiempo, quizás se empaña o se olvida. Pero Viena no sólo ha sido una ciudad agradable y bella, sino que ha sido accesible y se ha dejado conocer. Supongo que, en este sentido, acaban siendo determinante las vivencias que asocio a la ciudad y no sólo ella misma. Viena, pues, no es sólo edificios imperiales y jardines o un río inmenso, sino que también es Xaviera, Marcos y Marta, es Carlos y, por qué no, un regreso a mi adolescencia. Porque no puedo evitar acordarme de mi adolescencia, sabiendo que, en perspectiva, estoy contento con el cambio realizado.

No negaré tampoco que Viena es el futuro, mi futuro. Es París y mi año en el extranjero, mis miedos y temores, mis expectativas. No creo, pues, que pueda quejarme de mi estancia en esta ciudad.