Thursday, 25 February 2010

Cuzco.

En ocasiones, tan sólo en ocasiones. Y, aún introduciendo ese requisito temporal, es más frecuente de lo que uno se cree. Me he prometido antes de empezar a escribir no hacer apología de la buena vida y no lo haré, por cuanto tampoco considero que lo de hoy se amolde al concepto de ésta. No quisiera, pues, que nadie pudiera verse tentado con este relato a la acción u omisión.

Así, he de decir que culpa de la bicicleta sin marchas, me he dedicado a cogerla y dudar, sobre todo eso, dudar. Subir Trias Fargas hasta Llull y girar hasta Wellington y subir y decir qué coño, esta bici es una mierda y añadir la dejo y voy a la Sirena-fanàticsdelcongelat y lo intento. Y no aparco porque no puedo ni en Pujades, ni en Marina ni en Turró. Al fin vuelvo a Trias Fargas, donde la había dejado y la aparco diez minutos después de haberla cogido –algo absurdo, lo sé–. Desde ahí he podido andar hasta la Sirena-fanàticsdelcongelat y he comprado infinidad de cosas buenas y baratas, incluyendo la lasaña de la comida, ahora que omplir el cabàs no costa pas. Dudo entonces. Bici otra vez o Tram. ¿Tram en Marina o en Wellington? ¿Y si me tiro al suelo y me quedo aquí a esperar que me teletransporte? La verdad, qué pereza me daba volver a casa. Y Tram con su duda, que no sé si escribirla aquí por la ética, de si ticar o no, que sí lo he hecho.

Llegar a casa. Sabiendo desde los últimos pasos que no tengo llaves y que, lo más probable es que no haya nadie. Llamar al timbre. A los teléfonos estic a classe, vindré més tard y bien. ¿Qué hacer con el congelado?¿y con mi vida?

En el Restaurante Peruano - Casa Verde II (o algo así) me lo han guardado amabilísimamente, me han dado de comer dos platos y postres y beber por 9.95€. Más caro que la lasaña, pero bastante bueno el arroz. Por desgracia para mi clase de alemán, me he quedado dormido.

Friday, 19 February 2010

Juliembre.

A todo esto, ¿qué hora es? viernes y parece que nadie se dio cuenta de la contradicción o de la disociación entre pregunta y respuesta, así que dejé hacer y me giré para mirar con todo el disimulo que podía aquel gran reloj blanco. Sí, es viernes, o eso creí, cuando, en realidad no era más que un jueves adelantado, pero esto, claro está no lo sabía yo todavía. Viernes seis, o siete. Quizás ocho, aunque imagino que, a estas alturas de mes, suponer que es ocho es suponer demasiado.

Porque viernes 10, exámenes y, por consiguiente, Pascua queda muy lejana y mira, tampoco es un gran trauma, sobre todo porque todavía no tengo los billetes de vuelta y eso me permite no tener un horizonte de regreso. Y digo que suponer que es ocho es mucho suponer. Igual que suponer que viernes seis sería distinto a viernes cinco o siete era mucho suponer.

Si total, ¿para qué negar lo obvio? Y más cuando, además de obvio, resulta más que comprensible. Me cueste lo que me cueste aceptarlo así es: obvio y comprensible.




Monday, 15 February 2010

D82.

Es fa de dia, es fa de nit. Son Sant Joan ja fa tres hores que és desperta, dos i mitja com a mínim i jo aquí, esperant un cop més l'embarcament cap a Barcelona. Avui vaig amb relativa calma. Ara ja sé que, de bon segur, perdré el rodalies, per no variar. Entre d'altres perquè ja tenc el bitllet de l'Aerobús i no pens gastar més doblers en aquesta ruta Aeroport-Barcelona, o viceversa.
Son Sant Joan és buit. Buit com Cala Rajada tots els mesos entre novembre i Pasqua, fent obres, com la meitat d'aquesta illa en s'hivern, com si encara no resultàs prou evident que tothom espera s'estiu, o les persones que estiuegen. A Barcelona plou, imagin. Igual que imagin que la presentació de Política espanyola m'anirà estupendament, perquè d'altres coses no sé si en sé, però de sistemes electorals ja n'hem sentit a parlar a bastament. Així mateix ja hi ha gent esperant a sa saleta aquesta. Jo que pensava que estaria tot sol amb els quatre estudiants de sempre, perquè sempre som quatre o cinc i sempre som els mateixos. Ah, tu ets el de la UB, jo sóc el de la Pompeu. I així anam fent, sense xerrar massa o gens, però mirant les carpetes, les agendes i autoubicant-nos, intentant dissimular-ho. Aquí tot se sap. Igual que se sap que no importa esperar dret si pots esperar assegut.
I a tot això, són les vuit menos quart i ja és de dia i jo no me n'havia adonat. Crec que ja no plou i crec també que o de cada dia en aquesta illa la gent és més rossa o bé la temporada turística ha mig començat. Me tem que haurem d'esperar.

Saturday, 6 February 2010

Di viernes.

Salí de casa, cantando en el ascensor, sin darme cuenta que tras de mí la chica del ático también estaba en el recibidor, que se estaba descojonando de mí y que ese era el momento justo para dejar de cantar. Y cogí la bici por Ribes hasta el Arc de Triomf, Pujades y Comerç, donde se puso a llorar. El niño todavía con chupete se puso a llorar mientras el globo rosa se quedaba en medio de la intersección entre Picasso y Pujades, sin que ningún coche se atreviera a arrollarlo, aplastarlo ni siquiera rozarlo y yo, con mi bici precaria y con ganas de hacerme el duro, el héroe o qué sé yo, me metí entre el tráfico para devolverle el globo. Ahí quedó toda grandeza de la tarde, pues todo lo demás se limitó a tomar un café en el Raval y dar un paseo por el Gòtic. Me congratula pensar que, además, me encontré a Montevideo-Toronto en mitad de los puestos de flores de La Rambla. Ahora, por suerte para ella, no la suelo llamar así, igual que yo no soy Palma-Barcelona.
A todo esto, el jueves estoy en casa. Diremos que por fin.

Wednesday, 3 February 2010

Blowing in the wind.

Sin saber demasiado bien por qué, hoy todavía es lunes, igual que ayer y, por suerte, recuerdo que no, que es miércoles y que este día que no iba a ser el mejor día de mi vida, segurísimamente iba a ser un mal día, no me está yendo tan mal. Y es que, en ocasiones, levantarse tarde, con sueño y prisa, sin tiempo para digerir el desayuno, ni poder ducharme, perder el tram y que cuando cojas el siguiente se quede parado un buen rato en la estación con la intención de que Ferran llegue todavía más tarde a clase, pues tampoco acaba de estar tan mal.

Porque, en el fondo, el día de hoy, que estaba llamado a ser el peor de la semana, con diferencia, pues no se puede quejar demasiado. La llamada ola de frío se ha ido como ha llegado y el sol brilla, tengo la tarde libre y no he sentido la necesidad de dormir más que en un momento de flaqueza después de comer.

Pronto volverá el otoño. De eso estoy seguro.