En ocasiones, tan sólo en ocasiones. Y, aún introduciendo ese requisito temporal, es más frecuente de lo que uno se cree. Me he prometido antes de empezar a escribir no hacer apología de la buena vida y no lo haré, por cuanto tampoco considero que lo de hoy se amolde al concepto de ésta. No quisiera, pues, que nadie pudiera verse tentado con este relato a la acción u omisión.
Así, he de decir que culpa de la bicicleta sin marchas, me he dedicado a cogerla y dudar, sobre todo eso, dudar. Subir Trias Fargas hasta Llull y girar hasta Wellington y subir y decir qué coño, esta bici es una mierda y añadir la dejo y voy a la Sirena-fanàticsdelcongelat y lo intento. Y no aparco porque no puedo ni en Pujades, ni en Marina ni en Turró. Al fin vuelvo a Trias Fargas, donde la había dejado y la aparco diez minutos después de haberla cogido –algo absurdo, lo sé–. Desde ahí he podido andar hasta la Sirena-fanàticsdelcongelat y he comprado infinidad de cosas buenas y baratas, incluyendo la lasaña de la comida, ahora que omplir el cabàs no costa pas. Dudo entonces. Bici otra vez o Tram. ¿Tram en Marina o en Wellington? ¿Y si me tiro al suelo y me quedo aquí a esperar que me teletransporte? La verdad, qué pereza me daba volver a casa. Y Tram con su duda, que no sé si escribirla aquí por la ética, de si ticar o no, que sí lo he hecho.
Llegar a casa. Sabiendo desde los últimos pasos que no tengo llaves y que, lo más probable es que no haya nadie. Llamar al timbre. A los teléfonos estic a classe, vindré més tard y bien. ¿Qué hacer con el congelado?¿y con mi vida?
En el Restaurante Peruano - Casa Verde II (o algo así) me lo han guardado amabilísimamente, me han dado de comer dos platos y postres y beber por 9.95€. Más caro que la lasaña, pero bastante bueno el arroz. Por desgracia para mi clase de alemán, me he quedado dormido.
Así, he de decir que culpa de la bicicleta sin marchas, me he dedicado a cogerla y dudar, sobre todo eso, dudar. Subir Trias Fargas hasta Llull y girar hasta Wellington y subir y decir qué coño, esta bici es una mierda y añadir la dejo y voy a la Sirena-fanàticsdelcongelat y lo intento. Y no aparco porque no puedo ni en Pujades, ni en Marina ni en Turró. Al fin vuelvo a Trias Fargas, donde la había dejado y la aparco diez minutos después de haberla cogido –algo absurdo, lo sé–. Desde ahí he podido andar hasta la Sirena-fanàticsdelcongelat y he comprado infinidad de cosas buenas y baratas, incluyendo la lasaña de la comida, ahora que omplir el cabàs no costa pas. Dudo entonces. Bici otra vez o Tram. ¿Tram en Marina o en Wellington? ¿Y si me tiro al suelo y me quedo aquí a esperar que me teletransporte? La verdad, qué pereza me daba volver a casa. Y Tram con su duda, que no sé si escribirla aquí por la ética, de si ticar o no, que sí lo he hecho.
Llegar a casa. Sabiendo desde los últimos pasos que no tengo llaves y que, lo más probable es que no haya nadie. Llamar al timbre. A los teléfonos estic a classe, vindré més tard y bien. ¿Qué hacer con el congelado?¿y con mi vida?
En el Restaurante Peruano - Casa Verde II (o algo así) me lo han guardado amabilísimamente, me han dado de comer dos platos y postres y beber por 9.95€. Más caro que la lasaña, pero bastante bueno el arroz. Por desgracia para mi clase de alemán, me he quedado dormido.
2 comments:
Viva la sirena. Und schlafen ist viel besser fur dir als Deutsch. x
sí, sí.. te has quedado dormido..
=)
cecilia.
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