Friday, 24 September 2010

Today I had the most incredible adventure.

Evidentemente yo no había leído el 100% cuisines bajo el nombre Ikea Vélizy. De haberlo leído hubiera ido a cualquier otro de los siete que hay en la región parisina. Porque, en realidad, poco importa que estén un poco más lejos. Cuando coges dos metros (con sus siete y once paradas respectivas), un autobús (con el tráfico que conlleva un viernes por la tarde) y andas divagando por un polígono industrial de Banlieue (perdido básicamente) porque te has bajado donde no toca porque la señal acústica del bus iba adelantada, consideras que, un poco más de esfuerzo vale la pena.

Así me planteo que, sin pena ni gloria, debería conseguir llegar mañana a otro Ikea y comprar lo que no he podido comprar hoy (es decir, todo menos una cafetera/tetera de émbolo como la de Xaviera y un termo, que tampoco me vendrá mal en absoluto).

En cualquier caso, tengo la suerte de poder decir que todo el tiempo que he estado en autobús o metro (por lo menos en la L6 que va por arriba) ha estado lloviendo y que, en cambio, cuando divagaba por Banlieues hacía sol.

Monday, 6 September 2010

Bilabial

Pa-Ba-Pa.
Una consonante bilabial es aquella que se articula juntando ambos labios en el llamado punto de articulación. Y resulta curioso, que las tres ciudades sean tan bilabiales. En Paris llueve por primera vez desde que llegué, aunque no me sorprende en absoluto, porque una semana soleada es quizás demasiado para el lugar.

París deviene una ciudad extraña y casi lejana, como si no fuera propia –que no lo es todavía–, como si no fuera real. Pero ciertamente el Erasmus ya hace casi una semana que ha empezado, cuando parece que no, que todo esto no es más que temporal –que lo es– y limitado –que también–. Aunque, efectivamente, esto no es un viaje o no en el sentido que estaba acostumbrado. París es, a su vez, Barcelona, pues una y otra no dejan de ser viajes en el otro sentido.

Mañana no puedo, il y a la grève, primera huelga francesa que vivo y, además, general.

Friday, 30 July 2010

Danubio.

Resulta curiosa la elección del destino tras las expectativas vertidas durante año y medio. Después del ahorro, descartábamos el plan inicial y adoptábamos por unanimidad, pero sin especial entusiasmo Viena como destino de nuestro viaje. Sin saber cómo ni por qué, Viena era la indicada para ser Chile. No sería, sin embargo, ninguno de esos famosos interrailes tan valorados entre el público juvenil y universitario de las clases acomodadas europeas. No, aquello estaba fuera de lugar, tanto por las cuestiones económicas, como por los propios intereses. Viena devenía el centro neurálgico del Imperio Austro-Húngaro, aunque por aquel entonces creíamos que lo era de Europa. Habría, pues, tiempo en los doce días para visitar más de una ciudad, más de un país. Budapest, Bratislava y, quizás Praga, serían acompañantes de Viena.

Bien es cierto que no ha habido ocasión de escapar a Buda o Pest y que Praga quedaba demasiado lejana, aunque tampoco ha sido demasiado dramático quedarse en Viena algún que otro día más. He de decir que para ser una ciudad sin expectativas, ha devenido una segunda o tercera ciudad propia. No sé demasiado bien hasta qué punto lo es o lo será cuando hayan pasado meses. Quizás, como Berlín, el recuerdo va mejorando con el paso del tiempo, quizás se empaña o se olvida. Pero Viena no sólo ha sido una ciudad agradable y bella, sino que ha sido accesible y se ha dejado conocer. Supongo que, en este sentido, acaban siendo determinante las vivencias que asocio a la ciudad y no sólo ella misma. Viena, pues, no es sólo edificios imperiales y jardines o un río inmenso, sino que también es Xaviera, Marcos y Marta, es Carlos y, por qué no, un regreso a mi adolescencia. Porque no puedo evitar acordarme de mi adolescencia, sabiendo que, en perspectiva, estoy contento con el cambio realizado.

No negaré tampoco que Viena es el futuro, mi futuro. Es París y mi año en el extranjero, mis miedos y temores, mis expectativas. No creo, pues, que pueda quejarme de mi estancia en esta ciudad.

Friday, 11 June 2010

Pluja

Són les dotze i me n'adon que encara no ha sortit el sol i que aquest dia és totalment atemporal. Que ja fa unes quantes hores que estic despert i no sé si puc dir que estigui aixecat. Les obligacions més properes són culinàries i, per tant, sóc conscient que hauré d'anar a comprar d'aquí a una estoneta fruites, verdures i altres elements necessaris per a la supervivència en les pròximes setmanes.


Monday, 7 June 2010

A 9610 BN.

Toda persona que se precie –o, en su defecto, toda persona que haya llegado en tren a Valencia y no haya detenido allí su camino, sino que haya seguido bien hacia el norte, bien hacia el sur– sabrá que no es algo anormal estar dos quintos del camino buscando tu destino y los otros tres aferrándose a lo que dejas atrás (o viceversa). Igualmente sabrá apreciar las bondades del paisaje, aunque no dejará de sorprenderse por el cambio de color entre aquello que es huerta valenciana y aquello que no, el desierto.

Así, entre ajustes, celebraciones familiares, comidas copiosas, vinos y cavas, me senté al sol y me dejé derretir por el calor alicantino. Creí que, de este modo, podría llegar al mar más fácilmente. Sentí que aquello, que podría serme ajeno, no lo era tanto y que, en el fondo, la guerra, no era tanta. Podríamos, pues, borrar un título más del grueso de obras de Rododera cuyos nombres han perdido esencia. Por tanto, ni el Carrer de les Camèlies, ni La Plaça del Diamant, ni Quanta, quanta guerra tenían ya el sentido que su autora había querido darle, lo mismo que tampoco es playa lo que nos venden como tal, sino que es una ciudad con arena y mar.

Monday, 31 May 2010

I climbed a tree.

Vaig pujar dalt d'un arbre. I, realment, ho pens i és la primera vegada que ho faig. Almenys un arbre de les característiques que estam parlant, un arbre gran. Amb vint anys i he pujat a un arbre per primer cop, i la quantitat de coses que em queden per fer per primer cop és llarga.

Em sorprenc de bon dilluns a terrats aliens, mirant la mar, llunyana, i els terrats d'aquesta ciutat que cal aprendre a estimar de debò, no com aquell amor superficial dels primers mesos. Campanaris, terrats i centres comercials de Barcelona. Em sorprenc cercant vols barats cap a Palma per aquesta setmana o per l'altra, per anar-me'n tres dies o dos o fins i tot fer un puja-i-baixa, com diuen per aquí. I és que el sol brilla i jo me n'adon, que, en el fons, el millor moment del dia acaba essent de nit, quan me'n vaig a dormir, i que, sense cap mena de dubte, el pitjor amb diferències és quan sona el despertador, però que, per molt que marxi les vacances no vendran encara i Palma, la nostra Palma no existirà fins que gairebé hagi acabat juny.

Demà és dimarts. És bona senyal. Diu na Clara que sa seva amiga Louisa diu que pujar a un arbre és una de les coses que pots fer que et milloren la vida.

Tuesday, 25 May 2010

Maastricht.

Y, sin ser, en absoluto, comparable a todos los otros, Maastricht todavía no tenía reflexión propia. Porque había dejado que pasaran los días y que los trabajos me abstrayeran, y que saliera el sol y todo lo demás sin que hubiera reflexión. Porque Maastricht tiene un significado propio que no tienen Poznan, Nueva York, Boston o París. Maastricht es, obviamente, Maastricht y eso lo explica casi todo.

Maria dice que nos hacemos mayores. No sé hasta qué punto estoy en condiciones de discrepar, porque, en el fondo –y en el principio– estoy totalmente de acuerdo. Mientras tanto, sonrío y lloro y pienso que, afortunadamente, el sol vuelve a brillar, que en París no lo hará y que en Viena está lloviendo. Con todo, soy consciente de las implicaciones de este hecho, de mis ausencias y mis menos, pero también de los más.

Me doy cuenta que si no escribo es porque no pienso en ello, porque, la verdad, llevaba pensando demasiado en cómo escribir todo esto, en qué pensar de todo y en que, en cierto modo, mi única voluntad de escribir se resumía en un post-it en la pared con una frase que todavía no sé cómo meterla en este texto.