Saturday, 27 March 2010

Vaixell de vapor.

I respir, un cop més. La sal, la mar, la lluna, el sol. En el fons m'agrada agafar es vaixell i més quan és el primer dia que surt el sol. L'últim. I les ones gairebé no se noten, quatre riures sota el sol, una becaina allà estirat, ben incòmode, ben content, ben cansat. Nins francesos que criden i corren i son pare que els renya perquè m'han despertat i jo sense saber massa bé què dir, non, mais j'étais déjà éveillé. –Encara que fós totalment fals–.

Palmeral, estany i mar davant La Seu, il·luminació nocturna. Molt nocturna i massa llarg el trajecte, però crec que a tots ens agrada una mica la penitència i fer-se la víctima, només un poquet. És que estam parlant de tornar a casa i això ha de ser forçosament una travesia pel desert. No obstant, tinc ben present que L'Odisea és cosa del Mediterrani Oriental.

Veurem com va. Mentres tant, seguesc pensant en les pomes al forn de Carmelitas.

Thursday, 25 March 2010

F de fi.

Dos euros quaranta d'impaciència i entusiasme. Exotisme barat servit amb palmeres d'Alemanya i alguna dosi periodística. Un cafè i un croissant al Convent. Amb tot el nerviosisme postexàmens i la depresió postpart, encara que supòs que cap dels cinc fills ha estat un part gaire dolorós. S'ha acabat, per variar; com casi sempre. Aquí tot comença i acaba. Sempre i, a més, cíclicament.

Supòs que és el millor cafè que conec aquí. No és Marabans, però gairebé. Tot s'ha de dir que tampoc en conec molts i que Barcelona és prou gran com per a que en trobi més. Sovint succeeix al contrari, que ens conformam amb el que coneixem. I merda, que ja és abril un altre cop i això tornarà a acabar un altre cop.

No sé massa bé què pensar, o si fer-ho. I potser els sentiments s'encomanen i els cicles són menys cíclics del que ens crèiem i tot acaba sortint millor del que ens pensàvem. O del que em pensava. No sé si estic essent massa optimista i tot. No, crec que així està bé. Quin sol que fa ara que ja és de nit.

Sunday, 21 March 2010

Línea 1.

Supongo que anoche estuviste leyendo a Deleuze, en tu cuarto-desconocido de tu piso-desconocido, en ese sur tan frío. Yo vuelvo a estar en este cuarto tan blanco. En Barcelona todo es distinto. Su atmósfera te absorbe, te ahoga y te aturde.

Y te imagino con los problemas de sueño que ya no tienes, y mi pereza de hacer exámenes, tan lejano, tan distante. Me doy cuenta de que no sé nada de tu vida o más bien poco. Que primero de carrera ahí quedó, igual que mis visitas y que debería volver a hacerlas.

Monday, 15 March 2010

15.marzo

Por suerte, he dejado de esperar momentos, reconocimientos y personas. Una vez más me armo de valor, de mi más grande yoidad para irme con los primeros rayos de sol. Y me fastidia enormemente no tener la capacidad de describir gráficamente el cruce de las calles de Sagrera y Baixada de la Sagrera y lo excesivamente contradictoria que es esta ciudad, lo exageradamente por terminar que puede llegar a estar. Como si todo pudiera ser provisional, como si no se entendiera o se llegara a entender lo consevadoras que somos las personas y lo rápido que asumimos las cosas provisionales.

Cómo pega el sol en el puente-desconocido de Calatrava en Barcelona, el de Bac de Roda Sin duda no sale en los folletos de propaganda. No es tan famoso como otras obras suyas –y no me sorprende porque a nadie parece importarle una mierda esta parte de la ciudad– ni atraviesa ríos caudalosos. Como mucho vías de tren y obras del AVE. Peor lo tiene el Puente del Trabajo, que ni es Calatrava y lleva lo mismo debajo. No obstante, ambos reúnen entorno a 50 personas para ver el avance de las obras. La parroquia de Sant Martí de Provençals es otra de las grandes razones. Y sin ser espectacular, en absoluto, es apasionante verla y pensar en la historia de este lugar, y cómo a su alrededor, Sant Martí de Provençals ya no existe, sino que todo son pisos de 20 plantas de los años 60 rodeando una plaza con iglesia del siglo XV. Y queráis que no, esto, es apasionante y siento repetirme, pero ojalá fuera capaz de describir visualmente o, en su defecto, haber llevado la cámara para la ocasión.

La barra del pan para comer por el camino. Por la tarde toca cumplir. Durante un momento me he visto otra vez en casa en la mesa estudiando y he decidido que tampoco esperaré a que la concentración se me aparezca, que prefiero subir a Guinardó a ver las mejores vistas de la ciudad y estudiar en la biblioteca del Guinardó-Mercè Rodoreda la primavera de Praga.

Friday, 5 March 2010

Life in the treehouse.

Siempre es de noche. Moribundo Sol, apenas sus rayos me despiertan al entrar por mi ventana abierta al mundo, muere y cae en el olvido. Llega de nuevo la noche y su Luna, con su maldad perseverante y su alevosía. Su ingeniosa manera de robarle luz al Sol. Para que luego te defiendan y hablen maravillas de ti, Luna. He de decir que en este debate me he posicionado siempre claramente a favor del Astro Rey, sin peros, sin dobles morales. Nunca. Siempre. Y vuelve a ser de noche en Barcelona, para variar.

Las ambulancias llenan todos y cada uno de los carriles de coches, buses, taxis y motos. El de bicis está lleno de camiones de carga y descarga. No hay bicis que valgan, porque, para variar, todas están rotas o las han robado.

Mañana sale el Sol. Prometido. Y, pese a todo, seguro que la colada no se me va a secar. Barcelona es eternamente húmeda, aunque no me desagrada. Sopla viento de la costa, bonito día para ver el mar. Me apuesto lo que sea que te mueres de ganas de volver a verlo. Sol también quiere, aunque para mañana dan nubes. Pero bueno, quizás aún así vaya a la playa. Podríamos ir ambos. O los tres y todo el que quiera. Cities are so pretty at night.

Thursday, 25 February 2010

Cuzco.

En ocasiones, tan sólo en ocasiones. Y, aún introduciendo ese requisito temporal, es más frecuente de lo que uno se cree. Me he prometido antes de empezar a escribir no hacer apología de la buena vida y no lo haré, por cuanto tampoco considero que lo de hoy se amolde al concepto de ésta. No quisiera, pues, que nadie pudiera verse tentado con este relato a la acción u omisión.

Así, he de decir que culpa de la bicicleta sin marchas, me he dedicado a cogerla y dudar, sobre todo eso, dudar. Subir Trias Fargas hasta Llull y girar hasta Wellington y subir y decir qué coño, esta bici es una mierda y añadir la dejo y voy a la Sirena-fanàticsdelcongelat y lo intento. Y no aparco porque no puedo ni en Pujades, ni en Marina ni en Turró. Al fin vuelvo a Trias Fargas, donde la había dejado y la aparco diez minutos después de haberla cogido –algo absurdo, lo sé–. Desde ahí he podido andar hasta la Sirena-fanàticsdelcongelat y he comprado infinidad de cosas buenas y baratas, incluyendo la lasaña de la comida, ahora que omplir el cabàs no costa pas. Dudo entonces. Bici otra vez o Tram. ¿Tram en Marina o en Wellington? ¿Y si me tiro al suelo y me quedo aquí a esperar que me teletransporte? La verdad, qué pereza me daba volver a casa. Y Tram con su duda, que no sé si escribirla aquí por la ética, de si ticar o no, que sí lo he hecho.

Llegar a casa. Sabiendo desde los últimos pasos que no tengo llaves y que, lo más probable es que no haya nadie. Llamar al timbre. A los teléfonos estic a classe, vindré més tard y bien. ¿Qué hacer con el congelado?¿y con mi vida?

En el Restaurante Peruano - Casa Verde II (o algo así) me lo han guardado amabilísimamente, me han dado de comer dos platos y postres y beber por 9.95€. Más caro que la lasaña, pero bastante bueno el arroz. Por desgracia para mi clase de alemán, me he quedado dormido.

Friday, 19 February 2010

Juliembre.

A todo esto, ¿qué hora es? viernes y parece que nadie se dio cuenta de la contradicción o de la disociación entre pregunta y respuesta, así que dejé hacer y me giré para mirar con todo el disimulo que podía aquel gran reloj blanco. Sí, es viernes, o eso creí, cuando, en realidad no era más que un jueves adelantado, pero esto, claro está no lo sabía yo todavía. Viernes seis, o siete. Quizás ocho, aunque imagino que, a estas alturas de mes, suponer que es ocho es suponer demasiado.

Porque viernes 10, exámenes y, por consiguiente, Pascua queda muy lejana y mira, tampoco es un gran trauma, sobre todo porque todavía no tengo los billetes de vuelta y eso me permite no tener un horizonte de regreso. Y digo que suponer que es ocho es mucho suponer. Igual que suponer que viernes seis sería distinto a viernes cinco o siete era mucho suponer.

Si total, ¿para qué negar lo obvio? Y más cuando, además de obvio, resulta más que comprensible. Me cueste lo que me cueste aceptarlo así es: obvio y comprensible.