Hoy ha sido jornada electoral en Bélgica. Entre las 8 y las 4 han estado abiertos los colegios electorales en la región de Bruselas-capital. En las otras regiones, el colegio cerraba a las 12, salvo en caso de voto electrónico. Y bien, hoy hemos tenido elecciones municipales (comunales, en la jerga belga) y provinciales. Porque Bélgica, a pesar de ser un Estado un poco más pequeño que Cataluña tiene una variedad institucional digna de entretener a cualquier politólogo, a saber, un Estado federal, tres Estados federados (Flandes, Valonia y Bruselas-capital), tres Comunidades lingüísticas (flamenca, francófona y germanófona), diez provincias y 589 comunas.
Así, hoy he hecho el primer trabajo que, una vez ya Licenciado, tenía una mínima relación con la ciencia política, encuestador a pie de urna. Aparte del frío que he pasado y de la dificultad para conseguir encuestar a algunos electores, he de decir que me ha gustado la experiencia y que ha sido, cuanto menos, interesante, sobre todo por las características propias del sistema electoral belga. Ahí van ciertas consideraciones:
+ En primer lugar, en Bélgica el voto es obligatorio, de modo que la abstención no es un elemento especialmente relevante ni explicativo del seguimiento o la importancia de las elecciones en cuestión, incluso las europeas tienen participaciones cercanas al 100%. El que no vota, en general, salvo pretexto justificable, tiene multa.
+ Grosso modo, los diferentes sistemas electorales belgas se rigen por un sistema de representación proporcional con listas cerradas y desbloqueadas. La circunscripción electoral varía en función de las distintas elecciones, así como su magnitud lo hace en base a la población del distrito. El hecho de tener listas desbloqueadas, al menos en lo que concierne a las municipales, obliga a los candidatos a movilizarse para intentar captar el voto preferencial que les permitiría conseguir un escaño. Una de las mayores consecuencias es la proliferación de carteles electorales del candidato 28 de la lista, la candidata 14 o incluso, ambos juntos. Los ciudadanos no son ajenos a ello y vemos carteles en ventanas de casas, bares, tiendas, etc. dando apoyo a "sus candidatos" preferentes. Hay, pues, una menor imagen de lista o de partido, pero, qué os voy a decir, conozco más candidatos no electos de cualquier partido de mi comuna que regidores del ayuntamiento de Palma.
+ Lo más interesante, a mi parecer, es el sistema de atribución de escaños, pues se da en dos fases distintas. Una primera, la atribución de escaños a las distintas listas y un segundo paso que consiste en la asignación de escaños a los candidatos. El mecanismo de traducción de votos a escaños la fórmula electoral Imperiali, que se asemeja en cierto modo nuestra ley d'Hondt. Así, igual que en la fórmula d'Hondt, se ordenan los resultados electorales en base al total de votos válidos obtenidos en el districto y se divide el número de votos entre 1,5; 2; 2,5; 3; 3,5 y así sucesivamente hasta tener tantos cuocientes como escaños tiene la circunscripción. Una vez obtenidos todos los cuocientes, se escogen, por orden de mayor número de votos, tantos cuocientes como escaños a atribuir tenga el distrito.
+ En segundo lugar, una vez se han asignado los escaños a las distintas listas electorales, conviene atribuir el escaño a los candidatos pertinentes, pues, a diferencia de nuestras elecciones -salvo para el Senado-, el orden de atribución de escaños no lo fija necesariamente la lista electoral, sino que lo hace el elector mediante el voto preferencial por un máximo de 4 candidatos de la misma lista. El proceso es complicado, pero trataré de explicarlo lo mejor que pueda. Así, supongamos el Partido P, que puede haber recibido dos tipos de votos, aquellos que expresan una preferencia por un candidato concreto (650) y aquellos que no lo hacen (500). La cifra total de votos del partido (650+500=1150), junto con el número de escaños obtenidos (pongamos 6) nos permite obtener la llamada "cifra de elegibilidad", a saber (1150)*6/(6+1)=968. Consiste en multiplicar el número de votos totales por los escaños obtenidos y dividirlo por el número de escaños obtenidos más uno. Una vez obtenido este número, se procede a repartir los votos llamados de lista, los que no expresan preferencia, entre los distintos candidatos de la lista. Para hacerlo, multiplicamos el número de votos de lista (500) por los escaños obtenidos (6) y dividimos entre 2 (500*6/2=1500). Nos quedan, pues 1500 votos a repartir entre los distintos candidatos por orden de lista. El reparto se efectúa añadiendo estos votos (de devolución) a aquellos que mostraban preferencia por algún candidato hasta llegar a la cifra de elegibilidad, que recordemos estaba en 968 votos. Una vez se han repartido todos estos votos, obtienen escaño aquellos candidatos cuyos votos totales (devolución+preferencia) sean mayores.
Igual con la siguiente tabla ejemplo se entiende mejor:
Candidato | Votos de preferencia | Devolución (votos de lista) | Total de votos |
A | 300 | 668 | 968 |
B | 150 | 818 | 968 |
C | 30 | 14 | 44 |
D | 175 | | 175 |
E | 300 | | 300 |
F | 50 | | 50 |
G | 45 | | 45 |
H | 10 | | 10
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Como se ve, obtendrían escaño el candidato A, B, D, E, F y G. Este es, quizás, un ejemplo poco real, pero, en cualquier caso, ya se pueden ver los efectos que pueden tener una buena campaña de un candidato o su popularidad, que puede obtener el escaño a pesar de estar en posiciones inferiores de la lista, y viceversa.
Pd. Una de las peculiaridades más absurdas de las elecciones municipales belgas es que los extranjeros pueden votar en ellas y ser escogidos representantes, pero no pueden formar parte del gobierno municipal.